En Japón, hay un árbol muy característico en primavera, incluso es la flor nacional. Las calles se tiñen de rosado y de pétalos cayendo por donde pases, como si de nieve rosada se tratara.
Pero no todo el mundo conoce la leyenda del “Sakura” o árbol de cerezo, y es una de las historias de amor más lindas que se pueden encontrar.
La historia comienza en un Japón muy antiguo, donde existía un bosque famoso y también una bellísima mujer.
Eran tiempos complicados, donde los hombres siempre estaban en conflictos y en guerra. Y en este bosque se libraban batallas de los más impresionantes samuráis.
Era un bosque impresionante, que destacaba por sus grandes y frondosos árboles, y que siempre estaban floreciendo. Todos menos uno, un árbol flaco y seco, que con el tiempo era incapaz de florecer o crecer.
Un buen día un espíritu del bosque, se encontró con este árbol feo y le prepuso convertirlo en humano con la condición de que tenia que encontrar a alguien que lo amara. Para ello solo tenía 20 años, si no encontraba a alguien, se marchitaría y moriría.
Le dio un corazón humano, capaz de sentir y ver las cosas como cualquier otro, pero allí por donde iba, el árbol solo veía gente mala y peleando. Estaba por perder las esperanzas hasta que un día vio a una mujer bellísima recogiendo agua de un lago.
Con timidez decidió acercarse y ayudarla a cargar los recipientes de agua. Ella le preguntó su nombre y él le dijo lo primero que cruzó por su mente, “Yohiro” que significa esperanza, la chica sonrió y le dijo que era un nombre muy bonito y que el de ella era “Sakura”.
El tiempo pasó, y los sentimientos de ambos se convirtieron de una amistad a algo más profundo sin que ellos se dieran cuenta.
Pero el tiempo de Yohiro era limitado, y en su último día, le confesó todo a Sakura. Ella no supo que hacer y ante sus ojos, Yohiro se convirtió en el árbol marchito que era, incapaz de florecer.
Sakura lloró desconsoladamente sin saber que hacer, el espíritu del bosque volvió a aparecer. Le dijo a Sakura que podría estar con Yohiro, pero ella debía tomar la decisión, porque era todo o nada.
Sakura dijo que sí, y rodeo al árbol entre sus brazos… en un abrazo que los fusionó para siempre.
Inmediatamente el árbol se llenó de flores rosadas, marcando el nacimiento de un árbol tan impresionante como hermoso… y que lleva el nombre de una mujer.
Esta historia nos enseña, que no hay nada más grandioso y puro, que el amor verdadero y sincero.
Que del amor siempre salen cosas impresionantes como un árbol símbolo del honor, de amor e incluso hasta símbolo de un país entero. Y que cuando pensemos que todo esta perdido, siempre hay esperanza, y que esta esperanza puede llegar en forma de una persona que nos cambia la vida.
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