Fotografía: Vyacheslav Biryukov
¿Os imagináis un mundo donde vayas a una celebración de un primer cumpleaños y solo esté presente el cumpleañero y el resto sean todos adultos? Una fiesta donde no se escuchen risas de pequeños o niños correteando felices por allí.
O peor, ¿que celebrar los primeros cumpleaños de vida sea una rareza? ¿Que nos reunamos más para vestir de negro, que para ver full colores en globos y confeti?
Lo cierto es que, aunque suene desolador y un poco fuerte todo, y nos suene hasta al distópico, la verdad es que no es un futuro tan lejano como podamos imaginar, y cada día es más una realidad.
En Italia ya están cerrando salas de maternidad porque no hay embarazos que atender, mientras que por otra parte en China están apareciendo ciudades fantasmas en el noreste del país, en Alemania cientos de miles de propiedades han sido demolidas y sus terrenos han sido convertidos en parques, y en Corea del Sur las universidades no encuentran suficientes alumnos.
Y a pesar de qué hay países que parecen seguir creciendo, la crisis demográfica parece ser una tendencia que se nos viene encima como una avalancha o una bola de nieve que nos amenaza a todos y amenaza con traer un invierno demográfico a este mundo, pues de no poder revertirla o al menos frenarla, nos veremos obligados a cambiar todos nuestros sistemas.
Se espera que la población mundial experimente por primera vez un descenso constante en la segunda mitad del siglo o antes. Esto podría reducir la presión sobre los recursos y el impacto del cambio climático (Aunque esto no es del todo cierto), también plantea desafíos significativos.
La longevidad y la baja fertilidad significarán una menor fuerza laboral y un aumento de la población jubilada, lo que podría alterar la organización social basada en la idea de que los jóvenes impulsan la economía y ayudan a financiar la jubilación, también se podrían tener que redefinir las nociones de familia y nación, pues pueden surgir regiones con una población mayor de 70 años, incentivos para los inmigrantes y las madres con muchos hijos, y una economía colaborativa con una presencia significativa de personas mayores.
“Se necesita un cambio de paradigma”, señaló Frank Swiaczny, un demógrafo alemán quien se refería a esta tendencia mundial “Los países deben aprender a vivir con este descenso y adaptarse a él”.
Nos hacemos poblaciones cada vez mayores.
Desde Hungría hasta China y desde Suecia hasta Japón, los gobiernos están teniendo dificultades para equilibrar las exigencias de un grupo de personas mayores, y que el grupo no deja de crecer y de ser incompatible con las necesidades de los jóvenes, cuyas necesidades personales lo queramos o no, se han visto influenciados por diversos factores, tanto laborales como económicas.
El siglo XX presentó un desafío muy diferente. La población global tuvo el mayor incremento de su historia (de 1600 millones de personas en 1900 a 6000 millones en el año 2000) gracias al aumento de la esperanza de vida y la disminución de la mortalidad infantil, cosas que han significado un enorme avance para todos como humanidad.
Pero, también este crecimiento ha llegado a una meseta y ha detenido su progresión en algunos países, incluso ha comenzado un considerable descenso. Y por ello es posible que, para fines del siglo, por ejemplo, Nigeria supere la población de China; porque en toda el África las familias siguen teniendo cuatro o cinco hijos.
Incluso en países donde durante mucho tiempo hubo un rápido crecimiento, como India y México, las tasas de natalidad ahora tienden a caer a la tasa de reemplazo de 2,1 hijos por familia, o por debajo de ella.
Lo cierto es que, la era de la alta fertilidad está terminando en casi todos los demás lugares. Un hecho profundamente preocupante para ciudades, países, civilizaciones y culturas enteras que se ven amenazadas con desaparecer, si no hacemos algo para evitarlo.
No tendremos generaciones de jóvenes detrás, con sus ideas de revolución, de cambios… jóvenes que quieren comerse el mundo.
Porque un mundo donde haya más funerales que nacimientos… es un mundo triste y sin esperanza, porque celebraremos cada vez menos la Vida y su milagro.
Porque un mundo sin niños… es un mundo sin futuro.
Si tú también quieres ayudarnos en nuestra misión de preservar la Vida, y ayudarnos a combatir contra este invierno demográfico que se acerca, no dudes en contactarnos para conocer más información sobre cómo ser donante de óvulos y ser creadora de milagros, ¡Escríbenos por WhatsApp al 657303780!, o puedes visitar nuestra página web, en Yo Soy Flora siempre estamos encantados de resolver todas tus dudas, con el mayor cariño del mundo.