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Canadá también con la fertilidad en mínimos históricos: ¿Qué nos depara el futuro?

En un mundo donde cada día parece más desafiante formar una familia, Canadá se ha convertido en un ejemplo revelador de una tendencia global: la postergación de la maternidad. Con una tasa de fertilidad histórica de solo 1,26 niños por mujer, el país del maple nos invita a reflexionar sobre los verdaderos desafíos que enfrentan las nuevas generaciones.

Este dato coloca al país en el grupo de naciones con las tasas de natalidad más bajas del mundo, como Corea del Sur, Italia y Japón.

Lo que a primera vista podría parecer una simple estadística demográfica, es en realidad un grito silencioso de una generación atrapada entre sus aspiraciones personales y una realidad económica implacable. Esto refleja cómo las preocupaciones financieras influyen directamente en la planificación familiar. La inflación y la inestabilidad económica han hecho que la maternidad se posponga, esperando un momento más estable que, para muchos, parece nunca llegar.

Y es que cada vez más mujeres deciden tener hijos a edades mayores. En 2023, el 26.5% de las madres primerizas tenían 35 años o más, comparado con apenas el 10.7% en 1993. Esto ha llevado a un aumento en la incidencia de partos prematuros, que ahora representan el 8.3% de los nacimientos en el país, el porcentaje más alto de los últimos 50 años.

Pero, ¿Qué están haciendo las familias frente a esta situación?

La postergación de la maternidad ha impulsado un auge en los tratamientos de fertilidad y la congelación de óvulos. Más personas están buscando preservar su fertilidad para un momento más oportuno en sus vidas. Aunque no están listos para tener hijos ahora, hay un claro deseo de mantener abierta esa posibilidad para el futuro.

Por otro lado, el apoyo gubernamental en términos de servicios de salud y cuidado infantil sigue siendo una pieza clave que podría aliviar esta situación. Sin embargo, Canadá también enfrenta una crisis en la provisión de servicios esenciales: en Ontario, 2.5 millones de personas no tienen acceso a un médico de familia, una realidad que complica aún más el panorama.

Tradicionalmente, Canadá ha compensado sus bajas tasas de natalidad con políticas migratorias robustas. Más del 90% del crecimiento poblacional reciente del país se ha debido a la inmigración. Sin embargo, en un contexto de creciente presión económica y escasez de recursos básicos, el gobierno ha comenzado a limitar la entrada de residentes temporales y trabajadores extranjeros. Esto podría agravar la falta de mano de obra y afectar sectores clave como la salud.

¿Qué podemos esperar en el futuro?

El declive en la tasa de fertilidad en el mundo plantea preguntas importantes sobre el futuro. ¿Será posible revertir esta tendencia? Algunos expertos sugieren que fortalecer las políticas de apoyo a las familias, como subsidios para el cuidado infantil, acceso a vivienda asequible y servicios de salud integrales, podría marcar la diferencia.

Mientras tanto, la maternidad continúa transformándose. Las nuevas generaciones están redefiniendo lo que significa formar una familia, equilibrando sus aspiraciones personales con los desafíos económicos y sociales. Aunque el camino parece incierto, una cosa es clara: las decisiones de hoy tendrán un impacto profundo en el tejido demográfico y cultural en los años venideros.

Esta es la historia de millones de jóvenes en el mundo: Una lucha constante entre el deseo de construir una familia y la realidad económica que parece empujarlos hacia otro camino.

A todas las personas que están navegando esta compleja decisión: sus dudas son válidas, sus preocupaciones son reales. Formar una familia no debería sentirse como una decisión imposible, sino como un camino que la sociedad debería facilitar, no obstaculizar.

La fertilidad no es solo un número, es un reflejo de nuestras esperanzas, miedos y posibilidades.

Es así como las donantes de óvulos emergen mientras millones de jóvenes enfrentan la decisión de postergar o renunciar a la maternidad/paternidad, las donantes ofrecen una luz de esperanza. No solo facilitan la posibilidad de tener hijos a parejas con dificultades reproductivas, sino que ellas mismas representan lo que es la alquimia y la generosidad desinteresada. Cada óvulo donado es un fragmento de esperanza contra la adversidad demográfica.

La disminución de nacimientos es una realidad global que configura un panorama demográfico cada vez más desafiante con el pasar del tiempo y cada vez los niños se van convirtiendo en unicornios. En este contexto, nuestras heroínas silenciosas nuestras amadas «Floras», emergen como protagonistas fundamentales en la lucha contra el declive poblacional. Facilitando la llegada de nuevas vidas en un mundo donde los nacimientos se han convertido en un evento casi extraordinario. Cada bebé representa más que un individuo; simboliza esperanza, renovación y potencial.

Porque como decimos siempre: un mundo sin niños es un mundo sin futuro.

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