Todos hemos escuchado o leído historias de Samurais, hasta sus historias las hemos visto llevadas a la gran pantalla. Y todos pensaran que siempre fueron solo hombres, pero ¿Y si existieron las mujeres Samurais?
Hoy en “Mujeres inspiradoras” te traemos la historia de una de esas mujeres, quizás una de las más famosas de ellas, la primera de ellas.
La Emperatriz Jingu, es considera como la pionera de las “Onna bugeisha” nombre que literalmente significa “Mujeres Guerrera”, mujeres pertenecientes de todas las clases y que eran el equivalente femenino de los Samurais de la era feudal. De hecho, ellas pertenecían a un grupo superior de guerreros llamado “Bushi” y que se entrenaron en el uso de diferentes armas para defender sus hogares.
Entre estas armas las más comunes eran una especie de lanza llamada “Naginata” y que también fue usada por los samurai, dagas cortas y hasta el arco.
Nuestra protagonista se convirtió en Emperatriz consorte cuando se casó con el Emperador Chūai. El emperador fallece prematuramente y es entonces cuando la Emperatriz comienza a reinar en todo Japón.
Ocultando que su esposo había fallecido, ella decide usar su armadura, unas piedras preciosas que se colocó en el cinturón de la armadura y se fue al frente del campo de batalla, a dirigir una invasión a territorio coreano, que en ese entonces era un lugar prospero y lleno de riquezas.
Pero aquí es donde el mito se vuelve leyenda, y donde su figura se ve envuelta en misterio, magia y poder. Según cuenta la leyenda, la emperatriz Jingu partió a la guerra estando embarazada del que posteriormente sería el Emperador de Japón.
Algunos relatos cuentan que ella poseía poderes mágicos y que era capaz de abrir los mares en dos con esas piedras preciosas que llevaba, incluso se dice que así logro prolongar su embarazo hasta que finalizó la guerra, tres años después. En esa época se creía que las mujeres tenían fácil comunicación con los espíritus y quizás por esto es que a Jingu se le atribuyeron poderes mágicos.
Lo cierto es que sea exageración o no, todos los historiadores concuerdan que fue una mujer fuerte y aguerrida que luchó contra rebeldes, conquistó tierras y que reinó por más de 60 años, incluso mantuvo el reino intacto para que gobernara su hijo.
Es un símbolo de feminidad, de fuerza, temple y valentía. Una mujer que lideró un ejército completo, que lucho codo a codo con sus soldados y que cuya historia aun es hablada e incluso celebrada en Japón.
Yo soy Flora porque feminidad.
Yo soy Flora porque soy fortaleza.
Yo dono óvulos porque soy una mujer decidida.
Yo dono óvulos porque llevo esperanza a otras mujeres.
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