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Yo Soy flora
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Un blog para la Vida

La fertilidad del desierto.

La Vida tiene una fuerza y tiene maneras de hacer las cosas que no dejan de maravillarnos y de sorprendernos nunca.

La Vida encuentra siempre la fuerza para existir, y por eso es que al contrario de lo que muchos pensamos, podemos encontrar vida hasta en el desierto. Y el articulo de hoy es eso, precisamente un viaje para encontrar la vida en el desierto, un viaje de sensaciones y de sentimientos.

El desierto no es tan desierto como muchos pensamos, es un lugar mágico, lleno de una fertilidad única y emocionante, que culmina con el espectáculo de la potencia de las estrellas y el cielo, quien es el verdadero protagonista de este lugar y que tiene la oportunidad de mostrarse toda su brillantez y libertad, justamente porque el desierto es un lugar que le deja su merecido espacio.

Un lugar que por si solo ya es inmenso y majestuoso, pero que se hace pequeño ante el cielo y que pone de su parte para ceder su espacio para dejarlo brillar, para que el día y las noches sean lo que tienen que ser, brillantes, únicas y mágicas. Un lugar noble que conserva al cielo en su máximo esplendor, a diferencia de lo que hacemos los hombres con las ciudades.

Así que el aparente vacío del desierto es lo que te permitirá explorar las sensaciones más fuertes y verdaderas, podrás vivir toda la potencia del sol en tu piel, todo la majestuosidad de la arena, las rocas, la tierra que siempre cambia y nunca cambia, podrás encontrar la naturaleza más inocua y acogedora, árboles y plantas que te saludan como viejos amigos a los que no ves desde hace mucho tiempo, y lo que puedes elegir de tu vida y de tu muerte, como los cactus siempre resistentes, siembre orgullosos de si mismos, y generosos donadores de agua, o los escorpios fatalmente peligrosos.

A donde miras el contraste de colores es fuerte, desde el brillante rojo de las rocas y la arena, hasta el azul más azul que has visto en el cielo, o las mariposas que ves ocasionalmente volar, siempre con sus brillantes y hermosos colores, los verdes vivos de los cactus vestidos con flores, o de las aves curiosas que se acercan a saludarte.

Pero no solo las aves vienen a saludarte, también lo hace el sol brillante sobre ti, inmenso y poderoso. Lo sientes realmente, en la temperatura, en tu piel, una sensación un poco molesta pero reconfortante al respirar tanta naturaleza, el saber que somos pequeños en un gran mundo de maravillas.

Todas las sensaciones que tienes son nuevas y únicas, desde sentir la blanda arena en tus manos y pies, la dureza de la roca, y pensar que años y años se ha tomado para tener este aspecto, años poniéndose bonita para ti.

También sientes el rumor del viento en tus orejas, que viene a contarte secretos, secretos de vida, secretos escondidos, secretos del desierto, secretos del alma.

Hasta el pinchazo de un cactus es nuevo, porque sus espinas no son más que un mecanismo de defensa, porque en el fondo es frágil, noble y generoso.

Pero el desierto ha guardado lo mejor para el final, porque hay que cerrar todo con broche de oro, porque las cosas hay que hacerlas a lo grande.

Llega la oscuridad, y el cambio de temperaturas es considerable, pasas del calor al frio, y en lugar de darte miedo, te hace sentir poderosa, porque estas bajo el cobijo de las estrellas, ellas te arropan con su inmensidad, su energía renovadora, de poder y de magia.

Ves las estrellas y entonces entiendes porqué han sido tan estudiadas durante siglos y siglos, allí mismo sientes que tu alma se conecta con todas esas personas, lo entiendes, entiendes la magia.

Ves que la luna es también preciosa, todo tan brillante que te lamentas de no haberla visto así antes, todo es maravilloso, lo entiendes.

Entiendes que el desierto es un lugar que guarda la semilla de la creación, todo tiene su razón de ser… y estás segura de ello, porque tus sensaciones te lo dicen, porque tus emociones son genuinas, porque tus sentidos, los colores, tu alma, todo te lo grita…

Esta es la fuerza de la Vida… Porque hay fertilidad y vida hasta en el desierto.

«La vida se contrae y expande en proporción a tu coraje».

Anaís nin

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