Foto: de la maravillosa Anastasiya Dobrovolskaya
Durante siglos y milenios, incontables personas han pasado por este mundo. Pero para cada uno de nosotros hay una persona que siempre está allí para nosotros, acompañándonos desde el mismo momento de nuestro nacimiento.
Las madres, son mujeres maravillosas que viven por y para sus hijos, y por eso no es de extrañar que hayan historias increíbles alrededor de ellas.
Hoy os venimos a contar algunas historias de Diosas, que en su divinidad, su papel como madres también era una parte muy importante para ellas. Historias de mujeres valientes que hicieron de todo para proteger a sus seres queridos.
Foto: Depositphotos.
Isis: la protectora.
En la mitología egipcia, la diosa Isis, es la diosa madre más importante, aunque tiene una historia un poco problemática. Un día el malvado Seth mató a su marido Osiris, y lo cortó en pedazos, Isis decidida a recuperar a su marido, fue en busca de todos los pedazos, consiguiendo unirlo a tiempo para que naciera su hijo, el heredero: Horus.
Pero, Isis hizo de todo para proteger a su hijo, pues seguía siendo perseguida por Seth y Horus era un niño que se enfermaba mucho y que corría el riesgo de ahogarse en el Nilo o de ser envenado por serpientes y escorpiones. Pero para Isis esto no fue un problema, cuidaba a su hijo con mimo y con amor, y lo hizo hasta que Horus tuviera la edad para reclamar el trono de su padre.
Pero Seth no era un rey cualquiera, era un Dios y de los antiguos, por eso, Isis hizo de todo lo que estaba en sus manos, y a través de hechizos y magia ayudó a Horus a triunfar; así como de aconsejarlo para que le demostrara a Ra, el Dios del sol, y a todos que era digno.
Por su parte, Ra tenia asuntos con Seth y por ello no quiso dar a Horus como vencedor, pero Isis no iba a dejar que esto pasara, así que con su ingenio logró conseguir el verdadero nombre de Ra y consigo tener poder sobre este, y así lo obligó a darle el trono a su hijo.
Lo cierto es que sin Isis, Horus no habría logrado recuperar el trono de su padre. Y ella en ningún momento se acobardó y siguió para adelante, por su hijo y por lo que ella creía correcto.
Foto: Óleo en lienzo de Rubens.
Calisto: amor en las estrellas.
Calisto era una ninfa que formaba parte de las seguidoras de Artemisa y que salía a cazar junto a la diosa, al igual que ella, había hecho un voto de castidad y de mantenerse pura durante la eternidad. Pero Zeus se encaprichó con ella y mediante engaños, logró seducirla, quedando Calisto embarazada.
El bebé fue llamado Arcade, cuando Artemisa se enteró de todo la echó de su grupo, pero Artemisa era el menor de los problemas, porque Hera enfurecida por la nueva infidelidad de Zeus, transformó a Calisto en una osa. Pero Hera no alcanzó a hacerle nada al bebé, porque Calisto logró esconderlo muy hábilmente en las tierras que posteriormente tomarían su nombre, convirtiéndose en la región griega de Arcadia.
Por su parte, Arcade se creció y se convirtió en un muchacho fuerte y guapo y muy famoso por su habilidad con el arco, para disparar y cazar. Un día, él se encontraba caminando por el bosque y se encontró con una gran osa, por lo que no dudo en hacer lo de siempre, tomar su arco y disparar, sin saber que estaba por matar a su madre.
Por suerte Zeus pudo darse cuenta a tiempo para poder intervenir, y con solo un gesto, traslado a madre e hijo a la cima de los cielos, para formar parte del hermoso firmamento.
Aun hoy en día, podemos verlos, en las constelaciones de la Osa mayor y menor. Un recordatorio diario de los sacrificios a los que esta dispuesta a tomar una madre con tal de velar por la seguridad de su hijo.
Kunti: el mantra de la Vida.
En la India existe la historia de dos madres, y estas son Kunti y Madri, ellas eran esposas del rey Pandu. El rey Pandu un día por error mató a un sabio que lo maldijo a morir mientras tuviera relaciones sexuales, así que Pandu asustado, le dejó el reino a su hermano y se fue con sus esposas al exilio.
Pero Kunti quería desesperadamente ser madre, y entonces le contó a Pandu que ella tenia la habilidad de llamar a un dios mediante un mantra, y que este dios podía concederle el deseo que quisiera, así que convocaron a varios dioses, que le dieron a Kunti la bendición de ser Madre, y ella también le enseño el mantra a Madri para que también pudiera tener hijos.
Kunti fue una madre amorosa y protectora de todos sus hijos, y veló por cada uno de ellos, Kunti es la representación de todas esas madres que ven como sus deseos pueden ser posibles.
Foto: Ceridwen ~UnripeHamadryad.
Ceridwen – una madre preocupada.
En la mitología celta, existe una reina muy poderosa llamada Ceridwen, ella era madre de tres hijos, Crearwy que era la mujer más bella del mundo, Morvan que era un hombre feo, pero fuerte y valiente en la batalla y Afagduu quien había nacido enfermizo y deforme.
Ceridwen, decidida a ayudar a su tercer hijo, trabajó muy duro en crear una poción mágica que le daría poderes ilimitados y una gran sabiduría, de modo de que él pudiera forjarse un gran destino. Para ello la poción debía hervir en un caldero durante un año y un día, y donde solo las tres primeras gotas serían las portadoras de los enormes poderes, mientras que el resto de la poción sería un poderoso veneno.
Ceridwen dejó a cargo de la poción a su humilde sirviente, Gwion, él fue quien se ocupo de cuidar la olla, pero pasado el año y el día, el joven estaba mezclando la poción y 3 gotas salpicaron hasta su mano. Gwion instintivamente las lamió, y en ese momento adquirió los inmensos poderes y los grandes secretos del mundo le fueron revelados y con ellos la certeza de que la reina Ceridwen lo iba a perseguir por tal ofensa.
Asustado se escapó, pero la reina ya estaba tras su pista, y juntos protagonizaron una gran batalla mágica donde ambos se transformaron en diferentes animales. Con el pasar del tiempo, Gwion se convirtió en un grano de trigo, pues era la mejor manera para esconderse. Pero la siempre inteligente reina, se transformó en una gallina hambrienta que se comió todas las cosechas incluido Gwion.
Ceridwen pensó que por fin se había librado de Gwion pero lo que ella no sabia era que debido a eso, había quedado embarazada y nueve meses después tuvo un bebé, Ceridwen se convirtió en madre del niño a quien tanto había perseguido con rabia. Al principio pensó en deshacerse de él, pero en cuanto lo tuvo entre sus brazos no pudo lastimarlo, después de todo, ella era una madre incapaz de lastimar a un bebé, un bebé que estaba destinado a lograr grandes cosas y ser recordado por toda Irlanda durante los siglos venideros.
Foto: Jodi Lynn Buckles
Cuatro historias de madres en diferentes mitologías y en diferentes regiones del mundo, que representan tanto el sacrificio y todo el inmenso amor que sienten todas las madres por sus hijos, pues el amor de una madre es universal.
El amor de una madre es tan increíble y valioso que no es extraño que tengan historias divinas, llenas de magia, de grandeza y de misterio. Pues nuestras madres son heroínas, son diosas, son esa mujer que sabemos que hará lo que sea porque estemos bien, mujeres guerreras para las que la felicidad y seguridad de sus hijos es lo más importante de todo.
Yo Soy Flora porque soy Diosa.
Yo Soy Flora porque soy Fertilidad.
Yo dono óvulos porque tengo el mantra de la Vida.
Yo dono óvulos porque tengo el poder de hacer realidad sueños.
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