Fotografía: Светлана Шелеметева (Svetlana Shelemeteva)
En el corazón de Utah, Estados Unidos, en el Bosque Nacional Fishlake, existe un ser vivo milenario que ha resistido el paso del tiempo y se ha convertido en el organismo más grande y pesado del mundo.
Su nombre es Pando, una extensa arboleda de álamos temblones (Populus tremuloides) que parece un bosque de cuento de hadas. Pero el Pando es mucho más que un simple conjunto de árboles: es una única entidad biológica, una increíble manifestación de la naturaleza que hoy se encuentra al borde de la extinción.
Pando, que significa «Yo me extiendo» en latín, se ha ganado su lugar en la historia como un testigo silencioso de la evolución del planeta.
Con más de 80,000 años de antigüedad, este organismo clonal ha sobrevivido a innumerables desafíos, mostrándonos que es posible coexistir y enfrentar los obstáculos juntos. El Pando se extiende sobre aproximadamente 43 hectáreas (106 acres), conformado por alrededor de 47,000 árboles genéticamente idénticos, todos conectados por un vasto sistema de raíces subterráneas. En conjunto, este gigante de la naturaleza pesa cerca de 6,000 toneladas (13,2 millones de libras).
El ecosistema de Pando es un refugio para diversas especies de flora y fauna, siendo hogar de numerosas aves, insectos y mamíferos que dependen de este entorno único para su supervivencia. Los árboles se entrelazan en una danza poética, creando un santuario en el que la vida puede florecer en perfecta armonía.
Sin embargo, este gigante de la naturaleza se encuentra en peligro de desaparecer, los ciervos y alces, en busca de alimento, están dañando la regeneración de Pando, ya que animales como lobos y pumas que anteriormente vivían en el territorio han ido desapareciendo dejando así la zona a poblaciones de herbívoros que, en continuo crecimiento, atacan a Pando masivamente para tener su propio sustento.
Además de los herbívoros, existe otro problema: las enfermedades están debilitando sus raíces y amenazando su supervivencia, a pesar de estar protegido durante años, sus riesgos no dependen de la actividad humana, y no hay riesgo de ser cortado, pero siendo un único organismo es frágil contra las enfermedades y desde hace años un equipo de expertos humanos están luchando contra las enfermedades crónicas que amenazan este organismo y están buscando soluciones para sanarlo y mantenerlo con vida.
Estos tipos de ayuda que el humano es capaz de ofrecer a la naturaleza nos demuestra que la idea de que la raza humana sea dañina para el planeta no es necesariamente cierta.
La clave no reside en reducir la población humana, sino en crear más descendientes educados para que sean comprometidos con la protección y el amor hacia la Madre Tierra, ya que siempre hacen falta personas involucradas en ayudar la naturaleza y la Vida. Se trata de entender que la relación entre los seres humanos y la naturaleza es una simbiosis y que podemos elegir vivir juntos como aliados, rescatándonos y amándonos mutuamente, en lugar de destruirnos.
En «Yo Soy Flora», creemos que aún es posible tomar la decisión correcta y que juntos podemos construir un mundo de solidaridad y amor entre humanos, animales y la Tierra. Nuestra experiencia con Pando es un recordatorio de esperanza viviente de lo que podemos lograr cuando nos unimos para proteger y respetar nuestro entorno, y nos enseña que el ser humano puede ser, en efecto, un Guardián de la Naturaleza.
La lucha por salvar a Pando es una llamada de atención para todos nosotros, es un desafío que nos brinda la oportunidad de cambiar el rumbo de nuestra relación con la naturaleza. Al unirnos para proteger este organismo milenario, no solo ayudamos a preservar un tesoro ecológico, sino que también damos un paso hacia una relación más simbiótica y equilibrada con el mundo que nos rodea.
La historia del Pando es un símbolo de que la clave para la supervivencia de la vida en la Tierra no reside en reducir la cantidad de seres humanos que habitamos el planeta, sino en nuestra capacidad para cambiar nuestra mentalidad y convertirnos en guardianes de la naturaleza. Cuando hacemos un acto de solidaridad, estamos sembrando las semillas de un futuro de amor, respeto y alianza para todo el mundo, demostrando cómo la resiliencia se basa en la unión que nos permite enfrentar juntos los desafíos que nos depare el futuro.
Así, el legado de la experiencia con Pando se convierte en una fuente de inspiración para todos nosotros, un ejemplo de cómo podemos aprender a trabajar juntos para salvaguardar la Vida en todos sus aspectos: entre humanos, con el planeta y con los animales.
Podemos abrazar el espíritu de simbiosis y responsabilidad, en lugar de condenar la humanidad para siempre a causa de sus errores pasados, podemos con la esperanza dar vida todos juntos, a una nueva humanidad, una humanidad solidaria, una humanidad que rescata, que ayuda, que protege y que ama.
Este es el espíritu de nuestra misión en Yo Soy Flora, esto es el futuro y el mundo que deseamos construir con vosotras.
Y este es el futuro que cada día vemos más cerca gracias a cada una de vosotras que nos demuestra, con su auténtica generosidad, que todo esto no es solo posible, sino que ya es una realidad que va creciendo.
Yo Soy Flora porque soy Simbiosis.
Yo Soy Flora porque soy Generosidad.
Yo dono óvulos porque soy Futuro.
Yo dono óvulos porque soy Guardiana de la Vida.
Si tú también quieres ayudar a otra mujer a y generar pequeños cambios en el mundo con actos de generosidad y amor, o si quieres ayudarnos en nuestra misión de difundir y preservar a la Vida o quieres información sobre la donación de óvulos, ¡Escríbenos por Whatsapp al 657303780!, o puedes visitar nuestras pagina web, en Yo Soy Flora siempre estamos encantados de resolver todas tus dudas, con el mayor cariño del mundo.