Desde siempre la mayor cualidad que tenemos los seres humanos es la civilidad, esa capacidad de poder cuidar de otro y de otros, de ayudar siempre y de crecer apoyándonos unos a otros.
Como os hablamos en el Verdadero primer signo de Civilidad a la antropóloga Margaret Mead, una vez le hicieron la pregunta de ¿Cuál consideraba ella era el primer signo de civilización en la humanidad?, todos pensaron que ella respondería que era el descubrimiento del fuego, o la creación de la rueda, la agricultura, o los utensilios más primitivos de comida, y aunque todos son totalmente validos la antropóloga Margaret Mead dio una respuesta que sorprendió a todos. Para ella, el descubrimiento de un fémur que se había roto y que se había curado tiempo después en una cultura muy antigua, era la señal más significativa de civilidad del ser humano.
Porque significaba que una persona había cuidado de otra hasta el punto de que hubiera sanado por completo, y esto ya era una gran diferencia a lo que pasa en el mundo animal, el poder cuidarnos unos a otros. Pero nosotros queremos ir más allá, y también pensamos que eso también es un signo de nuestra capacidad de cuidar, de proteger y de conservar la Vida, no solo la de los humanos, sino también la de todos los seres vivos con los que convivimos en este planeta. Esta respuesta sorprendente revela que la generosidad y el cuidado son aspectos fundamentales de nuestra humanidad.
Muchas veces escuchamos discursos que nos presentan como una amenaza para la naturaleza, que nos dicen que somos demasiados, que consumimos demasiado, que destruimos demasiado. O al revés, discursos que nos presentan como los dueños de la naturaleza, que nos dicen que podemos hacer lo que queramos con ella, que tenemos derecho a explotarla, a modificarla, a ignorarla. O que tenemos que decidir entre la Fertilidad de la tierra y la fertilidad de la especie humana. Mientras la verdad es que no solo ambas son importantes y sagradas, sino que hay una estrecha alianza entre nuestros dos mundos.
Porque el punto realmente importante es: El equilibrio.
Desde tiempos inmemoriales, una cualidad sobresaliente de los seres humanos ha sido la generosidad y la capacidad de cuidar de otros. Esta civilidad innata nos ha permitido ayudarnos mutuamente y crecer como sociedad, basando nuestras relaciones en la solidaridad y la empatía.
Este poder de cuidar y proteger a otros no se limita solo a nuestros semejantes humanos, sino que se extiende a todas las formas de vida con las que compartimos este hermoso planeta. Somos los privilegiados guardianes de la naturaleza, dotados con la capacidad de velar por el bienestar de todos los seres vivos que cohabitan con nosotros.
Ser conscientes de esto nos desafía a replantearnos cómo interactuamos con el mundo. En lugar de ver a la naturaleza como un recurso explotable, la reconocemos como una compañera que merece nuestro cuidado y respeto, y con quien debemos convivir en un armonioso equilibrio.
Hoy en día tenemos la tecnología y los recursos para crear civilizaciones y ambientes urbanos avanzados que puedan estar en equilibro con la naturaleza. El equilibrio no es que la naturaleza sea dueña de nuestros espacios y que tengamos que dejar que predadores se muevan en la ciudad, pero tampoco quitar a estos mismos predadores sus propios espacios.
La idea es de poder llegar finalmente a ser parte integrante del ecosistema de forma positiva: como cada elemento de esta, tu también ocupas un territorio, un espacio y eres una especie de predador para otros, porque después de todo, nosotros también formamos parte del ciclo de la vida.
Pero la idea es de no ir más allá de lo que es necesario y de usar los demás recursos para ayudar, lo cual ya lo hacemos: Un ejemplo perfecto es El Pando: El milenario ser simbolo viviente de Simbiosis que es el refugio para diversas especies de flora y fauna, siendo hogar de numerosas aves, insectos y mamíferos que dependen de este entorno único para su supervivencia. Que sin la protección del ser humano ya habría desaparecido por completo, de hecho La historia del Pando demuestra nuestra capacidad para cambiar nuestra mentalidad y convertirnos en guardianes de la naturaleza.
Por ejemplo, hoy en día hay muchas asociaciones que se dedican a cuidar al planeta como la organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) tiene una sección dedicada al bienestar animal quienes han desarrollado estándares internacionales para el bienestar de los peces de granja y promueven el uso de métodos de manejo apropiados para las características biológicas del animal, así como un entorno adaptado a sus necesidades.
Y en lo que respecta a la estrella de mar corona de espinas, los investigadores del Instituto Australiano de Ciencias Marinas (AIMS) están realizando experimentos para encontrar formas de reducir el impacto de esta estrella de mar en los corales.
O el trabajo de la grandiosa Wangari Maathai: La mujer árbol de quien hemos hablado como una mujer inspiradora en nuestro blog quien creo el Cinturón verde, que no solo estaba destinado a ayudar a la tierra, sino también a ayudar a muchísimas mujeres y niños, cumpliendo con este equilibrio del que hablamos, no solo ayudando a la naturaleza, sino a los humanos con alimentos y empleo. Y cuyo legado permanece con más de 40 millones de árboles plantados en toda África y más de 3000 viveros atendidos por unas 35 000 mujeres.
Y así como ella, muchos proyectos de reforestación, como el de nosotros mismos, que poco a poco vamos plantando árboles por cada donación de óvulos, en territorios donde realmente se necesitan, no solo ayudando a nacer a los bebés del futuro, sino que también ayudando a que vivan en un mundo más amigable, ayudando con la fértilidad de la tierra también… porque la vida es buscar un equilibrio.
Ser solidarios es parte de nuestra alma, como seres humanos: proteger y cuidar de nuestros espacios y nuestra especie también está muy dentro de nosotros, tan arraigado, que es algo innato.
Pero no es verdad que estos instintos no son compatibles con el progreso también. Se puede avanzar, protegiendo nuestra especie y nuestros espacios de la naturaleza que también puede dañarnos, pero por sobre todo, al mismo tiempo también podemos cuidar, ejerciendo nuestro papel como guardianes la naturaleza y ayudarla en todas sus dificultades, construyendo una relación sana y prospera para ambas partes.
Como seres humanos, tenemos la capacidad de aprender de nuestros errores pasados y buscar un futuro en el que la civilización y la naturaleza coexistan en armonía.
No es necesario poner por encima el bienestar de alguna de las partes, porque debemos vernos como iguales, todos merecemos respeto… pero siempre empezando por nosotros mismos. Al actuar como guardianes de la Vida y avanzar hacia una sociedad basada en la solidaridad y el respeto, podemos construir un futuro sostenible para nosotros y las generaciones venideras, un lugar más lindo, más amigable del que podremos estar muy orgullosos de dejar a las futuras generacios.
Ojalá dejarles un mundo basado en el amor, la generosidad y el equilibrio, después de todo, el cambio comienza con cada uno de nosotros, y juntos, podemos forjar un camino hacia un futuro en el que la naturaleza y la civilización prosperen juntas.
En Yo Soy Flora somos testigos cada día de cómo hay mujeres solidarias y generosas, que donan con la sincera intención de ayudar a otras mujeres. Sabemos que el ciclo de las buenas acciones es poderoso y contagioso y que construir un mundo basado sobre estos valores es posible.
"Nuestra magia reside en la capacidad de crear un legado de amor y protección" Si quieres ayudarnos en esta misión, encontrar un equilibrio entre nosotros y la naturaleza, o quieres conocer más información sobre cómo ser donante de óvulos ¡Escríbenos por Whatsapp al 657303780!, o puedes visitar nuestras pagina web, en Yo Soy Flora siempre estamos encantados de resolver todas tus dudas, con el mayor cariño del mundo.