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El mundo se enfrenta a un invierno demográfico sin precedentes

En las últimas décadas, el mundo ha sido testigo de un fenómeno preocupante: el declive constante de las tasas de fertilidad en muchas regiones, tanto en países desarrollados como en vías de desarrollo. Este fenómeno plantea desafíos significativos para la estabilidad demográfica, la economía y el bienestar social en el futuro. En este artículo, exploraremos las causas detrás de esta disminución en la fertilidad, sus posibles consecuencias y las medidas que podrían abordar esta tendencia preocupante.

La humanidad menguará a finales de siglo.

El descenso de las tasas de fertilidad ha llevado a un cambio en la estructura demográfica de muchas sociedades. Según un nuevo trabajo que se publica en The Lancet, el 97% de los países y territorios de la Tierra se enfrentarán a una crisis demográfica para el año 2100, con una tasa de nacimientos que no podrá garantizar el reemplazo generacional. Los escasos lugares en los que se mantendrá una fertilidad alta se concentrarán en el África Subsahariana, lo que provocará un «mundo divido» con «enormes consecuencias» sociales y económicas.

Estas estimaciones se basan en el estudio de Carga de Enfermedad Global (Global Burden of Disease) que elabora el Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME) de la Universidad de Washington. La tasa de relevo generacional a largo plazo se establece en los 2,1 hijos por cada persona fértil y con capacidad de dar a luz, pero para 2050, calculan los investigadores, el 76% de los países y territorios del planeta (155 de 204) ya habrán caído por debajo de la tasa de reemplazo. La tasa de fertilidad de Europa se ha estancado en 1,5 nacimientos por mujer durante la última década. Muy por debajo del 2,1 necesario para mantener los niveles de población estables en el continente.

El desplome de la natalidad afecta desde Corea del Sur a Serbia, países en los que la tasa ha descendido a 0,8 y 1.1 nacimientos por mujer en edad fértil. Para 2050, el resto de Europa habrá caído por debajo, exceptuando a Alemania, Francia, Islandia y Dinamarca. La tasa negativa se extenderá a naciones como Bután, Bangladesh, Nepal, y Arabia Saudí, mientras que la positiva solo se dará en siete: Samoa, Somalia, Tonga, Níger, Chad y Tayikistán. Junto con Angola, Zambia y Uganda, serían los únicos que no estarían perdiendo población para 2100.

Además, cumplir los objetivos de la Agenda 2030 de la ONU tendría efectos niveladores. En el caso de Níger, donde se espera una tasa de cinco nacimientos por mujer fértil en 2050, alcanzar el objetivo de acceso a los métodos de contracepción la reduciría a 4,3. Y lograr la educación universal recortaría esa cifra a 2,7 nacimientos por mujer. «Las naciones con derechos de la mujer bien establecidos tienen mejores índices sanitarios y económicos», valora otra coautora, la Dra. Natalia V. Bhattacharjee. «Es imperativo que las mujeres pueden tener cuántos hijos deseen sin tener que renunciar a sus carreras».

Causas de la declinación de la fertilidad.

Varias razones han sido identificadas como contribuyentes al declive en las tasas de fertilidad. Entre ellas se incluyen el acceso ampliado a la educación y la planificación familiar, el aumento de la urbanización y los costos asociados con la crianza de hijos. Además, los cambios en los roles de género y la tendencia hacia la postergación del inicio de la maternidad también han influido en esta tendencia.

Impacto socioeconómico.

La disminución de la fertilidad plantea importantes implicaciones socioeconómicas. Se espera que un menor número de personas en la fuerza laboral contribuya a un crecimiento económico más lento y a una mayor presión sobre los sistemas de bienestar social. Además, el envejecimiento de la población podría conducir a una disminución en la innovación y la productividad, así como a una mayor carga para los jóvenes que quedan para apoyar a una población envejecida.

Perspectivas futuras y soluciones.

Para abordar esta crisis de fertilidad, se necesitan medidas políticas y sociales concertadas. Esto podría incluir políticas que faciliten el equilibrio entre el trabajo y la vida familiar, la ampliación del acceso a la educación y la atención médica, así como incentivos para la maternidad y la paternidad. Además, es fundamental abordar las desigualdades socioeconómicas que pueden influir en las decisiones reproductivas de las personas.

Un estudio ilustra bien las tendencias esperables en un futuro próximo (2050) y otro más lejano (2100): una reducción sostenida de la tasa de fecundidad a nivel global y en casi todos los países», valora Teresa Castro Martín, profesora de Investigación en el Instituto de Economía, Geografía y Demografía (IEGD) del CSIC en declaraciones a Science Media Centre. No obstante, recuerda que las proyecciones de referencia son las de la División de Población de Naciones Unidas y el Wittgenstein Centre for Demography and Global Human Capital (Austria).

El actual trabajo, recoge aportaciones «interesantes» según la experta, tal y cómo el impacto de las medidas correctoras. «Las políticas familiares -como la ampliación de los permisos parentales, la universalización de las escuelas infantiles, las ayudas a los cuidados infantiles o facilitar el acceso a los tratamientos de reproducción asistida- tendrían un impacto modesto en los países con una fecundidad muy baja, pero podría evitar que la fecundidad siguiera descendiendo».

La crisis de fertilidad sin precedentes que enfrenta el mundo plantea desafíos significativos para el futuro. Sin embargo, con una acción política y social concertada, es posible abordar esta tendencia preocupante y garantizar un futuro próspero y sostenible para las generaciones venideras.

Por eso es que para nosotros nuestras «Floras» son sumamente importante para nosotros y para el mundo, porque ellas en su profunda generosidad no solo ayudan a una pareja a cumplir su sueño de traer un bebé al mundo, sino que ellas luchan directamente contra el invierno demográfico, sin ellas sería un mundo con aun menos niños.

Por eso, damos las gracias a todas nuestras «Floras» porque un mundo sin niños es un mundo sin futuro.

FUENTES:

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