Iara Zlotogwiazda de nacer por ovodonación a convertirse en donante de ovulos
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Iara Zlotogwiazda: de nacer por ovodonación a convertirse en donante de óvulos.

“Ojalá que con esto yo pueda hacer tan feliz a alguien como otra persona lo hizo con mis papás”

Esta la historia de Iara Zlotogwiazda, hija de un famoso periodista Argentino y una exingeniera química y actual psicóloga perinatal. Sus padres nunca le ocultaron que recurrieron a esta técnica de reproducción asistida para tenerla; hoy, ya recibida de médica, cuenta por qué donó sus propios óvulos y plantea la importancia del derecho a la identidad para los nacidos a través de estos procedimientos.

En Argentina, la cantidad de familias formadas con gametos de terceros va cada vez en aumento. Se trata de un procedimiento al que recurren quienes desean ser padres y tienen algún tipo de dificultad; en el caso de las mujeres, la baja o nula reserva ovárica o las alteraciones genéticas de sus propios óvulos suelen ser las más comunes.

Según los últimos datos de Samer (Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva), se estima que en Buenos Aires se realizan más de 1500 procedimientos de donación de semen y óvulos por año. En 2022, además, se creó la agrupación Nacidos por Donación (@nacidospordonacion_argentina), que agrupa a hijos e hijas nacidos de donación de gametos para que puedan conocerse e intercambiar experiencias.

“Yo no recuerdo en qué momento me lo dijeron, fue todo muy natural, creo que siempre lo supe”, asegura ella.

Desde chica, recuerda Iara, les contaba a sus amigos y maestras del jardín que los embriones crecían en hornitos y que luego se formaba un bebé. Así, con la palabra “embriones” bien clara y el concepto de “hornito” para referirse a las incubadoras donde se conservaban antes de ser transferidos. “Mi mamá viene del palo de la ciencia, siempre me habló con términos muy precisos”, detalla Iara.

“Mi papá también acompañaba, pero desde otro lugar, más tranquilo, de tomar todo con mucha naturalidad. En casa se hablaba de esto abiertamente, en la mesa familiar, en todo momento”, cuenta. Tanto, que a los 12 años ella misma pidió participar de las reuniones de Concebir, la asociación civil fundada por su madre para acompañar a personas con dificultades reproductivas que realiza talleres y charlas hasta el día de hoy. Para Iara lo extraño no era su experiencia sino la reacción de esos hombres y mujeres al escucharla. “Yo no lograba entender por qué estaban tan angustiados, para mí era lo más normal del mundo”, dice. “Les contaba que lo que más me impactaba eran las ganas y el esfuerzo de mis papás para tenerme. Les agradecía por haberme buscado así, por haberme querido tanto.

Ellos me preguntaban si yo pensaba en la donante y mi respuesta era que no. También me preguntaban qué hubiera pasado si me enteraba de más grande y entonces les decía que eso sí me hubiera jodido, por la mentira. Los hacía reflexionar al respecto y muchos lloraban, todos me agradecían”.

En Argentina, cualquier mujer puede donar sus óvulos de manera anónima acercándose a un centro de fertilidad y si bien se recibe una compensación, los móviles económicos suelen estar acompañados por otros.

La donación de óvulos en su mayoría es acompañada de motivos solidarios: “Mi hermana perdió un bebé y después intentó quedar embarazada y no pudo”; “Me emociona ayudar a otra persona a formar su familia”; “Me pongo en su lugar, alguien que no puede terminar de sentirse llena”, fueron algunos de los testimonios recogidos.

Lejos de creer que esto implica un lazo de parentalidad, Iara coincide en que estos casos, la maternidad o paternidad se definen según la voluntad procreacional y no a partir del material genético.

Además, Iara también busca que en Argentina exista un Registro Único de Donantes, cosa que sí que tenemos en España, en la figura del SIRHA, esta iniciativa al igual que en nuestro país, sería una forma de evitar riesgos de consanguinidad (ya que así se controlaría la cantidad de hijos nacidos por donante) y que en España esto está regulado, ya que cada mujer no puede tener más de 6 hijos nacidos dentro del territorio, incluyendo los hijos propios, por lo que por regla general las donantes no pueden donar más de 6 veces.

Cuando le preguntan, Iara dice que no tiene ganas de convertirse en madre; tampoco lo planea a futuro. “Posiblemente no lo quiera ser nunca”, arriesga. Aun así, puede comprender “el deseo de ser Madre” de otra mujer y la impotencia ante las dificultades para lograrlo. Y si puede ayudar a evitarlo, dice, se siente feliz de ser parte de ese proceso.

Historias como las de Iara son posibles porque mujeres generosas deciden escuchar la llamada de la Vida, y gracias a esa decisión, cambia la vida de las personas para bien, gracias a ellas pueden nacer los niños del futuro, que se convertirán en grandes personas porque serán profundamente amados, niños que al igual que Iara querrán devolver la generosidad ayudando a otros y creando así una cadena de generosidad que tanto hace falta en estos tiempos.

Por eso, damos las gracias a todas nuestras «Floras» porque gracias a ellas, podemos ayudar a crear más historias como las de Iara.

Aquí podéis leer la noticia completa: Link


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