februa y febrero
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Mujer Inspiradora: Februa la Diosa de Febrero de la purificación y fertilidad.

Hoy, en nuestra sección de mujeres inspiradoras, viajamos a los antiguos misterios de Roma, donde los ciclos de la naturaleza y lo sagrado se entrelazan con la historia de Febrero y la diosa Februa.

Cada mes del calendario tiene una historia, una razón de ser y un pasado que muchas veces pasa desapercibido, pero pocos meses tienen un origen tan intrigante como febrero, cuyo nombre proviene de una figura poco conocida de la mitología romana, Febrero, ese susurro entre el invierno que agoniza y la primavera que aún no despierta del todo. El mes breve, el que se escurre como agua entre los dedos, pero que encierra un antiguo sortilegio de transformación, de fuego purificador y renacimiento, todo esto representado en la figura de una Mujer. Es el tiempo en que el cuerpo se sacude el letargo del frío, en que la fiebre arde no solo como dolencia, sino como un ardor sagrado que limpia y renueva.

Februa, es su nombre y es la diosa de la purificación y la renovación. En su honor se celebraban rituales de limpieza que marcaban el inicio de un nuevo ciclo, una costumbre que, de manera simbólica, aún resuena en nuestra actualidad. ¿Quién era esta misteriosa diosa y cómo su legado sigue vivo?

Hubo un tiempo en que el calendario romano no conocía estos días. Enero y febrero eran un vacío sin nombre, un umbral entre lo viejo y lo nuevo, entre lo que muere y lo que aún no nace. Fue Numa Pompilio, el segundo rey de Roma, quien les dio forma y los trajo al compás de los ciclos lunares. Así nació febrero, con su número par considerado de mala suerte y sus 28 días de tránsito y purificación.

A Jano se le dio enero, el guardián del umbral, aquel que abre y cierra, que con sus dos rostros mira lo que fue y lo que será, él es el aliento del inicio, la promesa de caminos que aguardan tras la puerta del tiempo. Pero toda entrada requiere una purificación antes del primer paso, y es por eso, que tras Jano, llegó Februa, la que arde en la fiebre y en la llama que purga. Febrero es su dominio: el último aliento del invierno, el instante de la despedida, cuando el pasado se reduce a cenizas para que lo nuevo pueda alzarse sin sombra ni impureza.

Februa entra en nuestras vidas para limpiar todo aquello que no necesitamos, despojarnos de todo lo malo y así prepararnos para un nuevo año lleno de bendiciones, solo quien deja atrás lo que pesa puede cruzar el umbral sin ser arrastrado por lo viejo.

En la Antigua Roma, febrero no solo era el mes más corto del año, sino también un período de limpieza ritual y preparación para la primavera. Las celebraciones en honor a Februa y Juno Februata eran esenciales para la sociedad romana, pues aseguraban la renovación del cuerpo y del alma.

Uno de los rituales más importantes eran las Februalia, festividades dedicadas a la purificación de la ciudad y sus habitantes. Durante estos días, los romanos realizaban baños rituales, encendían inciensos y ofrecían sacrificios para limpiar las impurezas acumuladas en el año anterior.

Otro evento significativo eran las Lupercales, festividades que se celebraban el 15 de febrero en honor a Fauno Luperco, una deidad pastoril asociada con la fertilidad. En esta festividad, los sacerdotes, llamados «Luperci», recorrían la ciudad golpeando suavemente a las mujeres con tiras de piel de cabra para asegurar su fertilidad. Aunque hoy en día pueda sonar extraño, en aquel tiempo estos ritos eran fundamentales para garantizar la continuidad de la comunidad y la bendición de los dioses en la procreación.

Así que cuando sientas que febrero pesa en los huesos, recuerda que la magia de Februa sigue latiendo. Que cada fiebre, cada fatiga, cada noche de frío es solo el eco de un antiguo ritual de transformación. Porque febrero, como la diosa que le dio nombre, no es solo el fin del invierno: es el umbral hacia todo lo que renace.

Así como febrero, consagrado a Februa, fue para los romanos el mes de la purificación y la renovación, hoy sigue siendo un umbral entre lo que se va y lo que está por venir. Un mes breve, pero cargado de significado, un puente entre el invierno que muere y la primavera que aguarda su momento para florecer.

De aquellos antiguos rituales de limpieza, ofrendas y fuego que preparaban el espíritu y el cuerpo para un nuevo ciclo, han nacido las tradiciones que aún celebramos: la Candelaria, con sus velas que purifican; San Valentín, que transforma el amor en promesa; el Miércoles de Ceniza, que nos recuerda que del polvo renace la vida.

Y en este tiempo de tránsito, de renacer y de esperanza, nuestras Floras encarnan perfectamente el legado de Februa. Con su acto altruista, purifican el camino de quienes sueñan con la maternidad, iluminan la senda de quienes creían perdida la esperanza. Son como febrero: efímeras en su intervención, pero eternas en la historia de quienes las reciben, un gesto de renovación, un fuego que da paso a la vida.

Februa nos invita a soltar lo que ya no nos pertenece y abrir espacio a lo nuevo, a la vida que germina en lo invisible, así como nuestras «Floras» hacen germinar la vida desde una profunda generosidad que tiene una valor incalculable. Nos enseñan que cada final es, en realidad, el umbral de un nuevo comienzo. Y así como la naturaleza despierta tras su letargo invernal, cada donante de óvulos deja una huella imborrable, regalando la posibilidad de un nuevo amanecer en la vida de alguien más.

Si sientes el llamado de este ciclo ancestral, si dentro de ti vibra esa fuerza sutil que impulsa a tantas mujeres extraordinarias a formar parte del tejido sagrado de la renovación, queremos caminar contigo en esta misión. Porque como Februa nos enseñó, incluso en los días más fríos puede arder el fuego de la transformación. Y tú puedes ser esa llama que da calor y esperanza a quienes esperan florecer.

Porque nuestras «Floras» son el febrero que llega a la vida de las mujeres que no pueden ser madres, ellas como Februa, llegan a purificar y llenar de fertilidad la vida de otra mujer, tocando sus corazones con amor eternamente.

Yo Soy Flora porque Inspiro a otros transformando vidas

Yo Soy Flora porque soy Pureza

Yo dono óvulos porque soy Fertilidad

Yo dono óvulos porque soy Februa en la vida de otros.

Si deseas ser parte de este antiguo ritual de renovación, estamos aquí para acompañarte. Como los antiguos rituales de purificación, tu gesto de generosidad puede transformar el frío en calidez, abrir nuevos ciclos y cambiar una vida para siempre.

📞 Contáctanos por WhatsApp al 657303780 o visita nuestra página web.

Porque en el eterno ciclo de las estaciones, hay fuerzas transformadoras que jamás se extinguen. ✨🌿

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